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Molinillo de café portugués

Entre las luces tenues y los ecos de pasos apresurados, me encontraba, orgulloso y en calma, en una pequeña tienda de artesanía en Lisboa. La madera de mi cuerpo había sido tallada con esmero por manos que comprendían el valor de la tradición. Mi estructura metálica resplandecía bajo la luz que entraba por los ventanales, y la cerámica pintada que adorna mis detalles vibraba con colores cálidos, como si cada pincelada contuviera un susurro del Atlántico.

De vez en cuando, las miradas curiosas de los paseantes me observaban, pero no fue hasta que un amante del café, viajero en busca de pequeñas joyas del mundo, se detuvo a contemplarme con verdadera admiración. Aquel encuentro no fue casual; era el inicio de mi próximo gran viaje.

Mi origen está en las colinas de Lisboa, donde el aroma a café recién molido se mezcla con la brisa marina. Fui creado para moler sueños, para despertar sentidos con cada giro de mi manivela. Durante un tiempo, fui un objeto de contemplación en el corazón de Portugal, pero el destino me llevó a El Desván del Mundo, un lugar donde se guarda la esencia de historias que parecen haberse perdido en el tiempo. Allí, rodeado de objetos que cuentan sus propias aventuras, esperé pacientemente el momento en que sería llamado a un nuevo destino.

Ese momento ha llegado, y ahora me preparo para ser parte de una nueva vida, de una nueva casa. Parto hacia Zamora, donde la tranquilidad de sus calles y la calidez de su gente serán mi nueva compañía. Me llevaré conmigo los recuerdos de los mercados lisboetas, donde los granos de café de todos los rincones del mundo me confiaron su secreto más íntimo: el arte de transformarlos en un polvo fino, fragante y lleno de historia.

A quien me reciba, le prometo ser más que un simple molinillo. Cada taza de café que prepares conmigo llevará consigo un pedacito de las tierras que he conocido, un eco lejano de Lisboa, un toque de lo antiguo con lo moderno. No soy grande en tamaño, pero en mis giros encontrarás el ritmo de siglos de tradición. Y con cada uso, espero acompañarte en tus mañanas, tus momentos de reflexión y tus tardes compartidas con amigos.

Así, aunque mis materiales son sencillos —madera, metal y cerámica—, en mi interior guardo las historias de aquellos que me han tocado, las sonrisas de los que me han admirado, y ahora, las que están por venir.

Gracias por darme la oportunidad de continuar mi viaje. Ahora, mi historia se entrelazará con la tuya, y juntos crearemos nuevos momentos que perdurarán en el tiempo.