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Caracol de cantera y forja

Tiempo hace que la furia y persistencia del agua esculpió mi granítico corazón, más tarde unas duras y agrietadas manos de herrero me recogieron de los canchales que afloran en la sierra madrileña. Al calor de una vieja forja se fundió el hierro y aquellas manos sujetaron con contundencia el marro incesante que con maestría daría forma a la incandescente materia, no sin ingenio y talento, yo había sido creado.

Guardo en mi ser el peso de las artes más ancestrales del ser humano, mi estilo no será el más fino, pero con él abarco profundas huellas de la historia, pues como no podía ser de otra manera, ésta se ha forjado de hierro y piedra con el lento transcurrir del tiempo, como el caminar de un gasterópodo.

Con solemnidad me entrego a ti, mi nuevo propietario, para llevar a cabo con compromiso, firmeza y persistencia, cuanto sea de su agrado, ya sea expuesto a los designios de la intemperie, o, si lo tiene a bien, ser expuesto en interior, donde aplomo y serenidad, aportar un toque de distinción.

Con la esperanza de ser arte para quien me contemple, como así fui ideado por aquellas duras y agrietadas manos: Gracias por confiar en El Desván del Mundo.

..Y asi es como nuestro querido caracol de cantera y forja se presentaba a su nuevo propietario, su ausencia en el desván será muy presente pero sabemos que comenzará a disfrutar de una nueva vida presentándose orgulloso ante nuevas miradas, expuesto y vivo, dejando atrás la oscuridad y el olvido.